Logo es como llamamos vulgarmente a un logotipo, marca o símbolo que representa a una empresa o institución. Hay diferentes tipos de logos pero todos deben cumplir una serie de conceptos comunes que los hacen funcionales y efectivos.
1. Simplicidad y pregnancia
Menos es más. Un logotipo debe ser simple, de manera que sea fácilmente reconocible, capte la atención y sea memorable, y eso se traduce en pregnancia. Elimina lo superfluo y céntrate en la esencia.
Un diseño recargado o complejo dificulta su reconocimiento y reproducción a pequeña escala, mientras que la simplicidad ayuda a que el logotipo sea fácil de identificar y versátil en diferentes soportes. Además se debe crear en formato vectorial ya que va a ser reproducido en muchas situaciones a lo largo de su vida útil.
A veces sucede que tras simplificar una idea o concepto al mínimo de su expresión, incluso sin referentes y tras mucho trabajo, nos demos cuenta que esa solución ya existe por mera coincidencia. No pasa nada, no eres un copión, pero te recomiendo que lo modifiques ya que siempre hay una salida alternativa.
2. Memorable
Un buen logotipo permanece en la mente del espectador después de verlo pocas veces. Todos podemos dibujar sin fijarnos en él, el logo de Nike, Audi o McDonald’s, y es porque forman parte de nuestra vida y son sencillos y bien ejecutados. Pero lo mejor que tienen es que son memorables, porque podemos recordarlos fácilmente debido a ese concepto de sencillez y eso hace que se quede en nuestra mente.
En otros casos seguramente no podamos dibujarlos y no es por falta de dotes artísticos, sino que son logos más elaborados como Starbucks o Coca-Cola que si bien son más complejos cumplen otro concepto a la perfección, el de la personalidad.
3. Originalidad y personalidad
Debe ser lo suficientemente único y distintivo para dar personalidad a la marca, además de que cualquiera pueda recordarlo fácilmente. Debe diferenciarse de la competencia para así tener su hueco en el mercado y poder vender sus productos o servicios al su público.
Evitar copiar elementos visuales de otras marcas es esencial para construir una identidad propia y evitar confusión en el mercado, aunque también hay que tener en cuenta que si algo funciona, es bueno mantenerlo, y algo excesivamente original puede traernos problemas.
Blanding
Mención especial tiene el concepto de blanding que es la palabra asignada a la tendencia de simplificar en exceso la personalidad de los logos, y dejarlos tan simples que carezcan de carácter.
4. Claro y legible
Un logotipo debe ser legible, ajustando bien el kerning entre caracteres y eliminando elementos que interrumpan una correcta lectura del mismo. A veces por intentar cuadrar una forma hecha a base de letras o pretender meter muchas ideas en un logo, se reduce o prescinde de la legibilidad, y esto es algo de lo que tenemos que alejarnos si queremos que nuestro logo sea claro.
5. Escalable y versátil
Un buen logotipo debe ser fácilmente escalable sin perder claridad. Esto implica que se puede redimensionar para aplicaciones grandes, como carteles, o pequeñas, como un favicon, sin perder claridad ni impacto.
Debe ser también efectivo en diferentes aplicaciones y tamaños. Es recomendable que al diseñar un logo tengamos por lo menos una versión centrada en un cuadrado o círculo, otra en sentido horizontal y otra vertical. Esto facilitará su implementación en diferentes soportes.
Debe verse bien tanto en un sitio web como en una tarjeta de presentación, en blanco y negro o en color, en formato grande o pequeño. Debe adaptarse a varios tipos de soportes, desde medios digitales hasta impresos.
Para ello podemos recurrir a adaptaciones sobre todo en las reducciones, donde haremos pequeños ajustes de kerning, retocaremos los trazos y sobre todo los espacios en blanco de nuestro logo. Cuando lo hagamos con símbolos, uno de los recursos más efectivos es eliminar elementos o fundirlos en formas más sencillas.
En esta web podéis ver la escalabilidad de grandes marcas haciendo más estrecha la ventana de vuestro navegador.
6. Representativo y relevante
Debe representar los valores y la historia de la marca, su personalidad, su manera de hacer las cosas y de tratar a sus clientes. El proceso de producción o de sus servicios, la esencia más intrínseca de la marca debe ser representada en su logo.
Además debe ser relevante, y como decía un profesor mío que la marca tiene que «oler». Es una bonita metáfora de que el logotipo debe estar alineado con los valores de su sector empresarial. Los colores, formas y tipografía deben tener una relación con el tipo de producto o servicio que la marca ofrece. Si vemos una marca de ropa deportiva como New Balance rápidamente nos trasmite deporte, vida saludable, actividad. Mientras que si vemos Dior nos trasmite lujo, estilo y alto poder adquisitivo. En ambos casos las marcas «huelen» a su sector y las englobamos muy rápido con solo verlas.
Este concepto es vital y como hemos visto en el concepto de originalidad, no ser relevante por tratar de ser original o distinguirse en exceso de la competencia, puede ser un arma de doble filo y que el consumidor no identifique la marca dentro de su sector.
7. Atemporal y duradero
Un logotipo debe resistir el paso del tiempo. Evitar modas o tendencias pasajeras es crucial para que el logotipo siga siendo relevante a lo largo de los años. De esta forma, no será necesario rediseñarlo con frecuencia con los costes que ello conlleva, además de no despistar al cliente y mantener un posicionamiento.
A lo largo de la historia tenemos muchos ejemplos de logos que a penas han cambiado y otros que han durado un año o incluso meses.